Adaptación del relato corto del escritor estadounidense Edgar Allan Poe escrito en 1842 y ubicada, dentro de la producción literaria del mismo, en la llamada serie de las musas muertas. La narración desarrolla la idea de la insatisfacción artística y el afán por alcanzar la plenitud creativa a través de la pintura, además de ofrecer una visión alucinada del objeto mágico, en este caso un lienzo.
El cortometraje, filmado en 2004, supone el primer trabajo de David Rodríguez Muñiz y fue realizado bajo la producción del CECC. El aspecto del film recrea el estilo de las películas mudas de principios de siglo y pueden verse en él influencias del expresionismo alemán así como un claro homenaje a "La chute de la maison Usher" de Jean Epstein. Cabe destacar de esta obra primeriza el opresivo espacio que hace las veces de estudio y que se transforma, a través de la luz, en un ser deforme y aberrante a medida que avanza la trama. Los exteriores están filmados en el laberinto de estilo neoclásico de Horta (Barcelona).
El cortometraje, filmado en 2004, supone el primer trabajo de David Rodríguez Muñiz y fue realizado bajo la producción del CECC. El aspecto del film recrea el estilo de las películas mudas de principios de siglo y pueden verse en él influencias del expresionismo alemán así como un claro homenaje a "La chute de la maison Usher" de Jean Epstein. Cabe destacar de esta obra primeriza el opresivo espacio que hace las veces de estudio y que se transforma, a través de la luz, en un ser deforme y aberrante a medida que avanza la trama. Los exteriores están filmados en el laberinto de estilo neoclásico de Horta (Barcelona).
El film cuenta con dos versiones musicales: la primera acunada por la tocata y fuga de Bach y la segunda con banda sonora compuesta por el músico bilbaíno Eneko Aberasturi en 2011.
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