El Discretoscopio: UN COBARDE de Guy de Maupassant (2012)

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Un cobarde, inspirado en un relato corto del escritor decimonónico Guy de Maupassant, supone el testamento del vanidoso y mujeriego vizconde Gontran Joseph de Signoles, un joven burgués acostumbrado a salirse siempre con la suya y decidido a utilizar su privilegiada posición para conseguir todo lo que se propone. Un cobarde es una historia puramente psicológica que pone en tela de juicio muchos de los ideales humanos y que habla de la frágil frontera que separa nuestra herencia cultural de nuestro instinto más humano, la supervivencia.

Cansado ya de su banal y aburrido entorno, el vizconde Signoles decide, en un impulso de gallardía, batirse en duelo con un desconocido para defender la honra de Madame Lily, esposa de su colega el marqués De La Tour. Signoles, enamorado de la joven en secreto, aprovecha la situación para mostrar su valentía y sagacidad y así impresionar a Lily. Sin embargo, el misterioso retado, de nombre George Lamil (al que nunca le vemos la cara), acepta sin pestañear el duelo marcando así el devenir del vizconde. Este deberá afrontar la noche que lo separa del duelo entre las más terribles deliberaciones y sentirá cómo, poco a poco, su estado de euforia inicial se verá retraído en pos de la incertidumbre ocasionada por la incapacidad de saber el resultado final del duelo. Las dudas y el horror a ver mancillada su honra, transformarán a Signoles en un pelele de sí mismo incapaz de tomar una decisión que le permita salir bien parado. La insoportable espera hará flojear el ánimo del vizconde que, al verse precipitado inexorablemente hacia aquello que puede costarle la honra, auto flagelará su ánimo hasta derruir las férreas murallas de su valía y de su pundonor.

Un cobarde se desarrolla en la segunda mitad del siglo XIX en una villa francesa de la baja Normandía cuyo nombre es desconocido. Tras la caída de la fugaz segunda república francesa, el país, de nuevo unificado como imperio, trata de conciliar las ideas burguesas del antiguo régimen con los nuevos movimientos obreros, fruto de la incipiente revolución industrial, precursora del llamado nuevo régimen. En este caldo de cultivo se va fraguando la guerra franco-prusiana, creando en la frontera norte gala una sensación de inestabilidad que se extiende a todas las regiones del imperio de Napoleón III. Con todo, existe en toda Europa desde el siglo XVIII una extraña moda acuñada por las clases altas, nobles, artistas y ejercito, que propone la exaltación de la patria y de la honra individual. Nos estamos refiriendo a los duelos, un acto de gallardía perteneciente exclusivamente a los hombres y en el que el honor se impone a base de pólvora y acero. Cualquier ocasión era buena para que un noble retase a un supuesto contrincante a un duelo a espada o pistola con el fin de limpiar su intachable honra. Así, muchos fueron los hombres que perdieron la vida por las más absolutas nimiedades.

Pero la historia que nos ocupa va más allá. Un cobarde habla del miedo y de la frágil línea que separa el valor de la provocación. También habla de la soledad y de la quimérica y abstracta relación que se da entre las clases altas de la sociedad. Nuestro protagonista espera que uno de sus colegas le haga recapacitar y así conseguir la anulación del duelo. Sin embargo, todos parecen muy activos y animosos a la hora de planificar el tiroteo. Solo Maillot, el bondadoso mayordomo de Signoles y Lily parecen empeñados en suspender el duelo, pero Signoles es demasiado arrogante como para aceptar consejos de un sirviente o de una mujer. Así, la comunicación, subyugada por el clasismo y las apariencias, pierde su sentido real para volverse encriptada e inaccesible.

Con Un cobarde queremos plantear la ironía de la vida y de la muerte dentro de un contexto particular que bien podría trasladarse a nuestros tiempos, donde la falta de comunicación humana hace que vayamos, muchas veces, por un cauce que de alguna manera no hemos escogido nosotros pero que aceptamos como miembros involuntarios de un sistema que nos domeña a su antojo y que nos dirige hacia una total perdida de identidad.